En 1150, el conde Ramón Berenguer IV de la Casa de Barcelona, que acababa de reconquistar Tortosa en 1148, junto con Lérida, Fraga y Mequinenza en el 49, hizo un alto en su imparable avance conquistador para casar con la princesa Petronila, única hija del rey Ramiro II de Aragón, quien le había hecho donación de su reino, según el acuerdo matrimonial concertado 13 años antes, en agosto de 1137, incluso, en caso de fallecer la princesa antes de los esponsales. |
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Tras la unión con la infanta aragonesa, y antes de proseguir su campaña para reconquistar todas las tierras del Bajo Aragón hasta Miravet, el Conde de Barcelona tomó el título de Príncipe de Aragón e hizo una donación de tierras --aún por ocupar y anexionar--, al monasterio cisterciense de Fointfroide (Narbona), con el fin de que los monjes bernardos de aquella Orden fundasen una abadía en acción de gracias a la Virgen María, y cuya construcción fuera un estímulo para el pueblo en aquel titánico esfuerzo por repoblar y evangelizar todos aquellos nuevos territorios incorporados a la Corona catalano-aragonesa, y que fijaban su frontera natural hasta las orillas del río Ebro Terminada la reconquista en las sierras de Prades y Ciurana (1153), doce monjes, bajo la dirección del abad Guerau, se desplazaron a la Cataluña Nueva para tomar posesión e iniciar la construcción del monasterio, cuyas obras no se iniciarían hasta el año 1166, muerto ya su fundador.
Ramón
Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, murió en 1162, cuando
se hallaba de viaje en Turín para firmar un acuerdo con el emperador
Federico I. Fue enterrado en el Monasterio de Ripoll (Gerona). |
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