FELIPE DE NAVARRA Y DE ARAGÓN,
Conde de Beaufort y
Maestre de la Orden militar
de Montesa (1482-1488)

--Segundo hijo del Príncipe de Viana--


 




El segundo hijo natural del Príncipe de Viana, nacido entre 1455/56, fue fruto de sus relaciones amorosas, en plena guerra civil entre padre e hijo, con doña Brianda de Vaca, una dama navarra con la que mantuvo unas relaciones tormentosas, llenas de rupturas y reconciliaciones, interrumpidas por el exilio del Príncipe por el Mediterráneo tras su derrota en la batalla de Estella (1456).

Al quedar huérfano de padre (1461), don Felipe fue educado en la corte aragonesa de su abuelo Juan II el Sin Fe, junto con su tío el futuro Fernando el Católico, cuatro años mayor que él y con el que siempre estuvo muy unido. Al cumplir la mayoría de edad, Felipe, conde Beaufort, fue nombrado obispo electo de la ciudad de Palermo, dignidad a la que renunció para convertirse en el Maestre de la Orden militar de Montesa.

Su tío Fernando, artífice del sometimiento de las poderosas y ricas órdenes militares castellanas (Santiago, Alcántara y Calatrava) a los intereses de la Corona de Castilla, una vez coronado soberano a la muerte de su padre (1479), quiso hacer lo propio con la de Montesa, para convertirla en la principal fuerza militar al servicio de la Corona de Aragón. A la muerte del gran Maestre Luís Despuig, que había participado en la conquista de Nápoles y en otras ilustres hazañas italianas, la Orden eligió como nuevo Maestre a Felipe Vivas de Canamás, pero el rey Fernando el Católico revocó el nombramiento e impuso a su sobrino Felipe como nuevo Maestre de la Orden militar de Montesa (1482-1488).

El hijo del príncipe de Viana acompañó a su tío en la campaña militar para conquistar el reino Nazarí de Granada. Al frente de los caballeros de la Orden, don Felipe sitió y tomó las plazas de Vera y Muxacar, cerca de Cartagena, entre otras muchas, en su valeroso y triunfante camino hacia Baza, donde encontraría la muerte (1488), al recibir un disparo de arcabuz del bando sarraceno. Tenía 32 años y murió sin descendencia.