...”La
actuación del monarca en febrero de 1461 está muy lejos de responder a la
habilidad que, por lo común, suele atribuírsele. Superado por los
acontecimientos, que se anticipaban a sus prevenciones, marcha a remolque de
las sucesivas coyunturas que crean sus antagonistas. Desde que huye de
Lérida para Fraga, amenazado por un golpe de mano de Guerau Alemany de
Cervelló, el 8 de febrero, no consigue trazar un proyecto viable ni captarse
el apoyo de alguna fuerza viva del país. El 17 y el 19 del mismo mes lo
hallamos en Morella, donde ha acudidio para poner a buen recaudo al príncipe
de Viana, de conformidad con sus primitivos proyectos de enero precedente.
Inútil precaución; pues de regreso a Zaragoza, ante el avance de las huestes
catalanas del conde de Módica sobre Fraga, la negativa de los aragoneses a
secundar sus fines, los consejos de sus allegados y el mal cariz de la
situación internacional, se ve obligado a ordenar la libertad del hijo. El
25 de Febreo de 1461, la monarquía capitula, en desastrosas condiciones,
ante el levantamiento de Cataluña.
Claudicación que va acompañada de un reajuste general de sus relaciones
soberanas con el Principado. Porque las autoridades de Éste no ceden en lo
que para ellas fue motivo inicial de debate: El respeto del monarca al
derecho constitucional catalán. El príncipe ha sido rescatado. Pero ahora es
preciso alejar del lado del rey a las “pravarum atque malivolarum personarum”
y constituir Cataluña “in tranquille statu”. O sea “statuendo leges et
liberta tes illius in firma stabilitate”. A todo ello se atiende en la larga
preparación jurídica y diplomática que conduce a la firma de la Capitulación
de Vilafranca del Penedés el 21 de junio de 1461. Pieza capital del
“pactismo” catalán y del derecho constitucional moderno”...
JUAN II DE ARAGÓN (1398-1479). MONARQUÍA Y REVOLUCIÓN EN LA ESPAÑA DEL SIGLO
XV, de J. VICENS VIVES. Ed. Teide. Barcelona. Año 1952.
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